Si te he convencido de no dejar la medicación y una terapia psicológica, y seguimos bajo la premisa que realidad es meramente percepción e interpretación, quiero platicarte que debido a la forma en la cual perciben nuestra condición aquellos que no sufren de un trastorno mental y son ajenos a estos menesteres clínicos, eres minoría. Y a lo largo de toda tu vida, tendrás que soportar que la gente nombre y se refiera a nuestra condición de manera peyorativa, triste realidad, pero realidad, al fin y al cabo. Te das cuenta que existe discriminación laboral; ni se te ocurra decir que padeces la condición al momento de pedir un trabajo, pero cuando el estrés de un trabajo demandante, te lleve al límite, jugar la carta de la bipolaridad al presentar tu renuncia de un día a otro, siempre resulta benéfico, pues te dejan ir, te pagan lo que corresponde y te sueltan muy rápido, como si pudieras contagiar a los demás durante un episodio. No te ofrecen nunca poder gozar de una ausencia laboral para cuidarte, curarte, reinventarte personalmente y reinsertarte al mundo; eso, al menos, en México, todavía no ocurre.
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